Damos una vuelta y pagamos el peaje da casi 10 $ para recorrer la carretera llamada 17 mile drive, donde veremos zonas residenciales combinadas con naturaleza y campos de golf que dan directamente a la playa. Muy espectacular. La buena vida, sin duda, está ejemplificada ahí.
Tras esto nos dirigimos a Monterey, más concretamente al circuito de Laguna Seca. Como buen fan del motociclismo, estuve un buen rato recorriendo a pie todo el circuito y viendo el mítico sacacorchos, donde hay un desnivel brutal. Por suerte pude ver motos corriendo durante mi estancia, pues estaban realizando tandas amateur.
Seguimos nuestro viaje y paramos a comer en el pueblo surfero de Santa Cruz. Tiene un paseo bordeando los acantilados y la playa bastante bonito.
Después de comer vamos dirección Silicon Valley. Parada obligada como simpatizante de Apple en Cupertino para ver su inmenso campus. Un montón de coches eléctricos por la zona se movían con total finura.
Más tarde, fuimos subiendo hasta las instalaciones de Google, también gigantes. Por cierto, están llenas todas estas empresas de gente asiática, supongo que serán los típicos cerebritos que echan horas sin cesar ni rechistar. Tomamos unas bicis gratis made in Google para movernos por su mini-ciudad.
Cuando terminamos de dar el paseo en bici, seguimos subiendo y parada en Palo Alto a ver la casa de Steve Jobs, muy discreta para su poder. Y terminamos nuestra ruta informática en la sede de Facebook. Me impresionó mucho como una página puede tener una sede tan bestia con varios edificios.
Finalmente, llegamos a San Francisco, ya con noche cerrada y mucho viento. Fuimos por equivocación hasta Treasure Island por uno de sus puentes, desde donde pudimos ver su skyline nocturno. Entre el cansancio y el clima, decidimos ir al hotel a los 5 minutos de salir del coche.
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